Cuadro pintado por el Artista Roland Ramirez (operaludica@gmail.com)

domingo, 10 de abril de 2016

CATA DE VINO

CATA DE VINO

El término de cata se aplica para definir la operación de analizar y apreciar los caracteres organolépticos y olfatogustativos de un producto. Pese a lo que habitualmente se cree, la cata no se limita exclusivamente a los vinos y licores, sino que se puede catar cualquier otro producto, que ni siquiera tiene por que ser liquido.

La degustación del vino es relativamente fácil, pese a lo que muchos se empeñan en decir o en hacer creer, todos nacemos con las aptitudes para discernir aromas y sabores, pero si que es necesario aprender a detectar e identificar las sensaciones percibidas, valorarlas y saber expresarlas.

Para la clasificación y valoración de los vinos, la cata sigue siendo un elemento de juicio imprescindible. Damos a continuación una pequeña descripción de cómo se realiza una cata profesional.

Los vinos se ofrecen ciegos; es decir, sin etiquetas. El catador se habrá abstenido de fumar o tomar café, té, etc., varias horas antes de iniciar la cata. Esta se desarrolla entre las once y las trece de la mañana, preferentemente. La sala de cata debe estar silenciosa y desprovista de cualquier olor. El catador se habrá abstenido, igualmente, de usar perfumes, jabones olorosos o after shaves.




Catavino especial para cata,

El catador se sirve un poco de vino en una copa adecuada (catavino), a la que procederá a dar un suave movimiento circular para que el líquido empape todo el cristal.
Catavino especial para cata, disponible en nuestra tienda virtual, en el menú inicio, apartado "catavinos".

La primera observación será del color. Tratándose de un vino tinto, si éste tiene un color rojo púrpura, con matices violeta, el vino es joven y no ha madurado suficientemente; si el color es rojo ladrillo, el vino tiene como mínimo dos o tres años. Observará, igualmente, la pureza, limpieza, transparencia, y comprobara si se forman "lágrimas" en las paredes del cristal, lo que indica un vino licoroso. Finalmente comprobará si se forman burbujas, lo que indicara la presencia de gas carbónico.

Posteriormente, el catador huele el vino sin agitar la copa, repitiendo la operación imprimiéndole ahora un fuerte movimiento rotatorio. El aroma desprendido se clasifica en tres tipos: primario, correspondiente a la cepa; secundario, procedente de la fermentación, y el bouquet propiamente dicho, producto exclusivo de la crianza.

Los catadores suelen definir los olores por semejanzas florales, de la madera, de las plantas verdes, balsámicas, las frutas, los animales, especias, etc...

Las palabras más comúnmente utilizadas para definir los aromas son tila, manzana, melocotón, hojas de viña machacadas, ciruelas, fresa, frambuesa, plátano, rosa, violeta, miel, tabaco, heno, canela, anís, trufa, vainilla, almendras amargas, pan tostado, regaliz, etc. Finalmente, el catador tomará un pequeño sorbo de vino, que "borboteará" - acción de aspirar por una fina rendija de los labios, de forma que el aire pase a través del líquido -, aspirando el aroma, procederá a pasear el líquido por toda la boca, frotando la lengua con el paladar, a fin de comprobar si el vino "se engancha"; es decir, si es áspero o tánico. Finalmente, escupirá el sorbo.

Los términos con los que se define esta fase de la catación son: áspero, duro, nervioso, fino, franco, recio, grueso, delicado, redondo, equilibrado, aterciopelado, sedoso, goloso, etc.

Cuando un vino está defectuoso suele decirse de la siguiente manera: "Maderizado u oxidado (recuerdan a la manzanilla), arrope (sabor a mosto hervido), áspero, tánico, débil, pesado (muy envejecido, y, por tanto, rancio y algo avinagrado, picado (fuerte olor a ácido acético), verde (muy ácido y sin bouquet), enmohecido (olor a corcho enmohecido), etc.


Entre prueba y prueba, el degustador se enjuagará la boca con agua natural y tomará un poco de pan, que no sea dulce ni muy salado. No se debe tomar queso, ya que, generalmente, sobrevalora el vino.

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