El 20 de agosto de 1865 fue instalada, en un acto solemne, la Logia Caridad número 26 por el presbítero Francisco Calvo. Hace siglo y medio, en la fértil tierra de San José, fue colocada la piedra angular de la masonería regular centroamericana.
El valiente capellán de nuestras tropas en la Campaña Nacional había vuelto de El Callao, Perú, donde fue iniciado como aprendiz masón, el 20 de junio de 1862, en la Logia Cruz Austral número 5, y obtuvo el grado de maestro masón, en ese mismo templo, el 12 de setiembre siguiente.
El padre Calvo también recibió en Perú los primeros grados filosóficos del rito de York y, posteriormente, los del supremo consejo.
Los masones costarricenses, que junto con el héroe de la guerra contra los filibusteros conformaron la primera logia centroamericana, fueron Manuel Antonio Bonilla, Leoncio de Vars, Adolfo Romero, Luciano Beeche, Aquiles Bigot, Isidro Levkowickz, Matías Wesfele, Alfredo García, Federico Maison y Santiago Haslam.
De inmediato se incorporaron también José María Castro Madriz, Lorenzo Montúfar, Julián Volio, Francisco Echeverría, José Antonio Pinto, Andrés Sáenz, el presbítero Carlos María Ulloa, Bruno Carranza, Manuel Argüello, Máximo Jerez, Francisco Peralta y otros muchos compatriotas.
La masonería centroamericana celebra, hoy 20 de agosto, siglo y medio de existencia y rinde tributo a su fundador, el presbítero doctor Francisco Calvo y renueva su compromiso con el desarrollo espiritual de todos sus miembros, con la democracia de nuestros países y con la libertad de nuestros pueblos mediante la promoción de una educación para la vida.
Los masones, aquí y en el mundo entero, somos hombres libres y de buenas costumbres, que creemos en Dios y en la inmortalidad del alma.
Mediante el simbolismo, buscamos el conocimiento, la verdad y la superación personal. Dentro de dos años, festejaremos el arranque del cuarto siglo de la masonería universal y moderna, iniciada con la conformación de la Gran Logia Unida de Inglaterra, en 1717.
La masonería es una antigua e iniciática escuela de ética, en la que nos formamos los ciudadanos comprometidos con enfrentar la ignorancia, la hipocresía y la tiranía.
Somos librepensadores, siempre respetuosos de las leyes y de las creencias de los demás. Somos hermanos de todas las religiones e integramos nuestros talleres espirituales.
Dieciocho presidentes y jefes de Estado de Costa Rica fueron masones: Braulio Carrillo, Manuel Aguilar, Francisco Morazán, José María Castro, Bruno Carranza, Tomás Guardia, Aniceto Esquivel, Saturnino Lizano, Salvador Lara, Próspero Fernández, Bernardo Soto, Rafael Yglesias, Ascensión Esquivel, Juan Bautista Quirós, León Cortés, Santos León, Teodoro Picado y Otilio Ulate.
La masonería es un movimiento filosófico activo, universalista y humanitario, en el que caen todas las orientaciones y criterios cuyo objetivo es el mejoramiento material y moral de la humanidad sobre la base del respeto a la personalidad humana.
La masonería no es órgano de ningún partido político ni agrupación social, y se afirma en el propósito de estudiar y promover, al margen y por encima de aquellos, los problemas de la vida humana para asegurar la paz, la justicia y la fraternidad entre los hombres y los pueblos, sin diferencia alguna de raza, nacionalidad o creencia.
Los masones reconocemos la posibilidad del mejoramiento indefinido del hombre y de la humanidad, en un principio superior, ideal, que denominamos “el Gran Arquitecto del Universo”.
Tal reconocimiento de un principio originario y de una causa primera, deja a cada uno de los masones sus puntos de vista particulares sobre la naturaleza de estos, y nos abstenemos de todo acto confesional. Por lo tanto, no prohibimos ni imponemos a los miembros ningún dogma religioso y rechazamos todo fanatismo.
Los masones sostenemos que el trabajo es deber y derecho del hombre, y lo exige a sus adeptos como contribución indispensable al mejoramiento de la colectividad. Propugna y defiende, además, los postulados de libertad, igualdad y fraternidad y, en consecuencia, combate la explotación del hombre por el hombre, los privilegios y la intolerancia.
La masonería reconoce que es posible alcanzar la paz entre los hombres y las naciones en forma definitiva superando la violencia y utilizando la razón. Que para el advenimiento de la paz es necesario ser actores, participar en la historia asumiendo un compromiso inteligente y ético.
Los masones trabajamos por la vigencia universal de los derechos humanos.
PGM, PSS, Juan Diego Castro
RWBro Sixto con el GM de la Serenísima GL de Colombia Orlando Arevalo y el PGM de Costa Rica Juan Diego Castro autor del artículo. |
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