La
XXIII Asamblea General de la Confederación Masónica Interamericana, reunida en
Madrid, España, los días 10 a 14 de abril de 2015, luego de un profundo
análisis acerca de la crisis de valores que presenta la sociedad actual y el
rol que debe cumplir la Francmasonería, resolvió emitir la siguiente:
Carta de Madrid
Como en muchas otras regiones del orbe, la sociedad de los países de las Grandes Potencias Masónicas integrantes de la Confederación Masónica Interamericana se ve afectada en la actualidad por preocupantes circunstancias que actúan como una seria amenaza para la democracia representativa. En efecto, los agudos y persistentes problemas sociales de poblaciones no beneficiadas por el progreso económico, se manifiestan en precarias condiciones de vida derivadas de la mala distribución del ingreso, en males como la droga y la violencia en sus variadas manifestaciones y en la delincuencia organizada que provoca graves disturbios sociales. Las políticas públicas y el quehacer de los gobiernos no logran resolver la profundidad de la crisis y las Instituciones del Estado se ven débiles, comprometiéndose la gobernabilidad.
Asimismo, es posible apreciar el retraso de los
sistemas educativos y de salud pública. La educación no logra formar personas
dignas del progreso de la ciencia y la tecnología y no genera los impactos
deseados. Se aprecian condiciones desfavorables para su desarrollo y la
formación de capital social de los países. La inequidad, la dependencia y el
retraso en el recurso humano son factores que inhiben el potencial de muchas de
nuestras naciones. Junto a ello convive una situación de abierta y clara
corrupción de las élites dirigentes en lo político y lo económico. Las
acusaciones son cada vez más frecuentes y graves, cuestionándose la legitimidad
de la autoridad y la institucionalidad pública y privada, provocando
desconfianzas y amenazas hacia el sistema democrático.
La Francmasonería Universal es una institución
ética, filosófica, humanitaria y de inspiración docente. Forma hombres para que
contribuyan a mejorar la sociedad. Consecuentemente, la situación descrita no
le es ajena o distante. La Masonería y los masones tienen el deber de poner al
descubierto estos problemas de modo constructivo y pertinente, para que las
políticas públicas avancen en su solución, particularmente en lo que tiene que
ver con la reducción de la inequidad y el fortalecimiento de las Instituciones.
La Masonería debe ayudar a promover los amenazados valores de la Libertad,
Igualdad, Fraternidad y Tolerancia. Particularmente, se deben destacar los valores
ciudadanos para una democracia estable, transparente y participativa.
La Masonería debe rechazar la corrupción donde se
encuentre, debe promover una educación para el fortalecimiento de los valores
ciudadanos y democráticos, de la ética del servicio público. La Masonería debe
abogar por un sistema judicial moderno y expedito para el castigo a las nuevas
formas de delito tales como la corrupción, el tráfico de influencias, lavado de
activos, delitos tributarios y, en general, todo aquello que se relaciona con
el dinero ilegal para el financiamiento de la política.
En virtud de lo expuesto, la XXIII Asamblea de la
Confederación Masónica Interamericana renueva el compromiso de las Grandes
Logias afiliadas de profundizar la lucha por la vigencia de los principios
esenciales del humanismo francmasónico, para enfrentar con éxito los desafíos
que surgen de la realidad descrita. Los masones no sólo deben predicar, sino
contribuir y aportar con decisión a una educación que rescate la formación de
valores. Deben abogar por sistemas que envuelvan trasparencia e información
para eliminar toda corrupción o acto reñido con la ética del bien común. Tienen
que extender su acción a los amplios temas de política pública para que la
Libertad, la Igualdad, la Fraternidad y la Tolerancia sean principios activos y
no meras consignas de valor histórico.
Madrid, 14 de abril de 2015.
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