Cuadro pintado por el Artista Roland Ramirez (operaludica@gmail.com)

viernes, 21 de junio de 2019

INICIO DEL SOSLTICIO DE VERANO

Los solsticios –de sol stare [o status], el sol se detiene– marcan los dos momentos del año en los que el sol parece detenerse en un punto fijo de su órbita, para a continuación reiniciar su marcha en sentido inverso. Estos momentos de inmovilidad abren las puertas que permiten acceder a otros estados de ser; así el solsticio de invierno abre la puerta de salida de la "caverna cósmica", mientras el solsticio de verano abre una puerta que es simultáneamente de entrada y salida.
El solsticio de verano, momento que señala el inicio de la fase descendente del ciclo anual y que está presidido por San Juan Bautista, "el que debe menguar", se relaciona con la iniciación a los "misterios menores" y con la entrada en la "caverna cósmica".
Esto, en la Masonería, está simbolizado con la iniciación del profano, el cual, tras haber sido introducido en el Gabinete de Reflexión, es conducido a través de un laberinto subterráneo hasta la entrada al Templo, símbolo del cosmos, y en el que tras superar las sucesivas pruebas de purificación, nacerá a un nuevo estado, muriendo así al mundo profano. Se trata del segundo nacimiento o regeneración psíquica.
La Masonería celebra esta fecha con un Agape ritual, el cual consiste en una operación iniciática cuyo objeto es transformar el alimento material en alimento espiritual. El masón, formando parte de los tres mundos, mediante la asimilación consciente de los alimentos que los simbolizan, se hace parte de la Naturaleza, y por su participación activa en el rito y a través del rito promueve la Obra de regeneración de la Naturaleza y la suya propia.

Fuente: La Logia Viva, Simbolismo y Masonería. Ed. Obelisco, Barcelona, España. 

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