El Real Arco
El hermano Newton R. Parvin Gran
Secretario y Bibliotecario de la Gran Logia de Iowa, dice: “Tenemos en la
biblioteca un viejo ritual manuscrito en 1740, empleado originalmente por los
hermanos Head Lodge No 194. El manuscrito original perteneció a George Oliver,
e incluye en el Tercer Grado la Palabra de Maestro. Consta de sesenta páginas
de apretado texto. Empieza una larga introducción histórica. Muchos pasajes son
muy parecidos a los empleados en la actualidad. El lenguaje es muy sencillo e
impresionante” . Esto tendería a probar que antes de que se introdujera la
leyenda de Hiram Abif en el grado de Maestro Masón, la Verdadera Palabra era la
que se comunicara, y no la sustituta. Necesariamente siguió que cuando la
leyenda de Hiram formo parte del ritual de este grado, vino la “pérdida “de la
“Palabra”, ya que la “pérdida” es parte de la leyenda de Hirámica. Pero la
“pérdida” sin la “recuperación”, sería absurda; para completar el simbolismo de
la Francmasonería, la “Palabra” tiene que recuperarse, y de allí la necesidad
de un Cuarto Grado, el Real Arco.
En 1736, o antes, el relato de la
pérdida de la Palabra y la nueva leyenda, el Real Arco, se introdujeron
gradualmente en las logias, y cuando la Francmasonería de Inglaterra se dividió
entre los “Modernos” y los “Antiguos”, los últimos organizaron una Gran Logia,
adoptando un ritual de cuatro grados, el cuarto de los cuales era el Real Arco.
La Gran Logia de los “Modernos”
evidentemente continuó usando el viejo ritual sin la leyenda de Hiram Abif,
mientras que la Gran Logia de los “Antiguos” empleó el nuevo ritual que
contenía la leyenda de Hirámica y el Cuarto Grado hasta el año de 1813, cuando
las dos Grandes Logias se unieron y formaron la actual Gran Logia Unida de
Inglaterra. Es pues a la Gran Logia de los Antiguos a la que debemos el grado
de Maestro tal como está en nuestro ritual, así como la conservación del Grado
de Real Arco. Uno de los Artículos de Unión de las dos Grandes Logias de
Inglaterra en 1813 fue la retención de los grados según las fórmulas de la Gran
Logia de los “Antiguos”; por tanto, entre los artículos del convenio de ésta
unión, encontramos la única declaración que se haya hecho en todo tiempo y
lugar sobre lo que constituye la “Masonería de los Antiguos Gremios”. Este
artículo declara que “La Masonería de los
Antiguos Gremios consistirá de los grados de Aprendiz, Compañero y Maestro
Masón, junto con el Santo Real Arco”.
Vemos, pues, que el Real Arco es
meramente la evolución de una verdad contenida en el Tercer Grado más antiguo.
No es un “Grado Superior”, sino el último volumen de la serie sobre una
historia sublime que se revela través
del simbolismo. El Grado de Maestro sin el Real Arco es un historia trunca, un
canto a medias, una promesa no cumplida. Al candidato se le promete que
recibirá, pero solo se le da una “Sustituta”. Se lo deja en tinieblas, en la
duda, y el hombre reflexivo, en una situación de desconcierto. Hay un
propósito, empero, tras esta desilusión aparente. La Luz y la Verdad revelada
vienen solo después afanarse y servir de buen grado. Esta lección debe
aprenderse antes de que todo masón quede calificado para conocer y apreciar la
Verdad, la Palabra de Maestro. Es tal vez infortunado que el Grado de Real Arco
se haya apartado de los “Grados Azules”, pero de cualquier modo en que se vea,
el Real Arco permanece como último de os grados de la Masonería de los Antiguos
Gremios. Es, pues, la cúspide, y ningún Maestro Masón posee todas las
enseñanzas de la Masonería si le fala el Real Arco. La serie de cuatro grados
se continuó confiriendo bajo la carta patente de las logias hasta cerca de
1750, cuando menos en América. La historia más antigua que tenemos del Real
Arco en lo que es hoy Estado Unidos data de 1753, cuando se confirió al amparo
de la carta patente de una logia en Fredericksburg, Virginia. Lo introdujo en
Nueva York hacia la misma época una logia militar inglesa, y llego a
Massachusetts en 1769, cuando fue conferido a la Logia San Andrés.
Desde aquel tiempo, el Grado de
Real Arco ha permanecido a salvo en su preeminente lugar. El término de Logia de Real Arco fue sucedido por los
de Capítulo y Capítulo de Real Arco.
La palabra Capítulo se usó en Connecticut
cuando menos desde el 5 de Septiembre de 1783, en Pennsylvania, dese el 5 de
septiembre de 1789; en Nueva York, desde el 29 de abril de 1791; en Massachusetts,
desde el 19 de Diciembre de 1794. La palabra “Compañero” usada en el Capítulo
en vez de “Hermano”, se empleó primeramente en Inglaterra en 1778. Estos
términos, Capítulo y Compañero, pronto fueron traídos a América donde
florecieron como elementos del sistema Capitular de grados.
Tal es, en síntesis, la historia
del Grado de Real Arco; sus ancestros son tan legítimos como los de cualquiera
de los grados de la Masonería de la Masonería de los Antiguos Gremios: emergió
la introducción de la Francmasonería especulativa en la Masonería Operativa,
como fruto del simbolismo y a alegoría. Ser Maestro Masón es el más alto y
honorable grado que puede obtener hombre alguno; le confiere todos los derechos
y privilegios del Gremio; todos los grados llamados más altos no agregan nada a
su estatura masónica. El Real Arco es parte del Grado de Maestro – la cúspide
de su excelencia. Constituye un privilegio, y debería ser un deber de los
Maestros Masones, completar el relato masónico transmitido por la alegoría y
revelado en el simbolismo, mediante la recepción del Real Arco.
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