64° Aniversario de la
Resp:. Logia “Estrella Bolívar” N° 118
Aniversario del Nacimiento del Libertador
Discurso de Orden
Salón de la Patria
Distinguidas
damas, honorables Caballeros que hoy nos honran con su presencia. Gracias por
acompañarnos en este sexagésimo cuarto aniversario de nuestra Resp:. Logia “Estrella
Bolívar” N° 118. Fecha en la cuales conmemora también la efemérides del
natalicio de nuestro Libertador y Padre de la Patria Q:.H:. Simón Bolívar, lo
cual constituye una fecha de especial interés en la celebración del Ducentésimo
Trigésimo Aniversario de su nacimiento. Evento este que nos llevara a la
realización de esta serie de actos programados por esta Resp:. Log:. para
conmemorar con gran júbilo esta fecha aniversario.
Es por
esto que resulta para este humilde servidor un especial privilegio y un gran
honor el que se le a concedido al poder hacer uso de la palabra nuevamente en
esta consagrado y especial recinto cargado de la energía positiva que irradia
la presencia espiritual de nuestros padres libertadores llamado “Salón de la
Patria” la cual al acogernos a su seno nos recuerda que debemos con nuestro
accionar en la vida diaria honrar y preservar la memoria de aquellos patriotas,
de aquellos próceres, mucho de ellos masones. Por cuya razón en el día de hoy
presentaremos la semblanza de uno de ellos, por medio de la cual podemos
acceder a la comprensión de la excepcional importancia que tuvo y que seguirá
teniendo en la serie de acontecimientos que derivaron en la independencia de
Venezuela.
Partiendo
desde sus primeros orígenes, el primero de los bisabuelos vascos de la familia
Bolívar que llegó a Venezuela, hijo de Don Martín Ochoa de la Rementería y
Bolibar Jauregui, fue Don Simón de Bolibar en el año de 1589. Siendo oriundo al
igual que su antecesor de la provincia de Vizcaya en España, de donde proviene
el apellido de la familia escrito como Bolibar, con dos B grandes. Apellido éste que en lengua Eúscara quiere
decir “Pizadera de Molino”, siendo por ello que el escudo de armas de la
familia tiene la forma redondeada de una piedra de molino. De este linaje
desciende el abuelo de Bolívar, llamado Don Juan de Bolibar y Villegas y quien
fue el que cambio una letra del apellido de la familia pasando de una “B”
grande a una “V” pequeña, como Bolívar, como actualmente lo conocemos. Estando
frente a la Plaza de San Jacinto, en Caracas, el sitio donde se encontraba y se
encuentra la Blasonada y Vetusta casa de los abuelos Vascos de la familia
Bolívar, constituyéndose la misma en la perfumada estancia con fragancias de
jazmines de Doña María de la Concepción Palacios y Blanco, casada con el Padre
de Bolívar Don Juan Vicente Bolívar Ponte, Coronel de las Milicias del Rey de
los Valles de Aragua.
Siendo de esta manera que el 24 de julio de
1783 quedaría marcado para el matrimonio Bolívar Ponte y Palacios Blanco, para
siempre, en el calendario de la historia, como el comienzo de un hecho transcendental
que tuvo su continuidad el día 30 d julio de 1783, cuando 6 días después de su
nacimiento es bautizado el recién nacido con el nombre de Simón José Antonio de
la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, oficiando la ceremonia
con licencia como sacerdote el primo hermano canónigo Don Juan Félix Jerez de
Aristiguieta, llevando a cabo los actos en la capilla de la “ Santísima
Trinidad” propiedad de la familia Bolívar. Pasados algunos años, el padre del
libertador fallece el día 19 de enero de 1786 a la edad de los 60 años y su
esposa María de la Concepción Palacios de Bolívar un tiempo después, el 6 de
julio de 1792 a la temprana edad de 34 años, de tal manera que Simón José
Antonio tenía 2 años y medio cuando perdió a su padre y nueve años cuando quedo
huérfano al perder también a su madre.
Siendo
así como don Feliciano Palacios, padre de doña María de la Concepción Palacios
y Blanco quedo como tutor de los 4 hermanos, pero muere al año siguiente.
Después de la muerte del abuelo materno, queda simón bajo el cuidado de su tío
Carlos Palacios y es a raíz de un pleito judicial entre su tutor Carlos
Palacios y el matrimonio Clemente Bolívar que el joven es confiado a maestros
tutores, entre los cuales destacan: Fray Francisco de Andujar, quien lo
instruye en matemáticas, física y dibujo geométrico. También Andrés Bello quien
lo instruye en las Bellas Artes y la geografía y finalmente Simón Carrero
Rodríguez, también conocido como Samuel Robinson, o como don simón Rodríguez,
quien lo instruye en las primeras letras y la gramática. A los quince años de
edad ingresa Simón bolívar al Batallón de las Milicias de los Valles del
Aragua, primero como cadete y un año después como sub-teniente.
Dada
la deficiencia en materia de textos y material académico, Simón Bolívar debe
continuar su progreso de aprendizaje en Europa, alojándose para ello en la casa
de su tío el Márquez de Uscariz, en Madrid, España, donde estudia en la
Academia de San Bernardo.
En su
segundo viaje a Europa, contrae matrimonio con María Teresa del Toro y Alaiza
en la capital española el día 25 de mayo de 1802 a la edad de los 21 años. Su
matrimonio fue de corta duración 1 año, pues ella deja su existencia en San
Mateo, Venezuela, el 22 de Enero de 1803. En ese mismo año de 1802 nuestro Q.H:.
Simón Bolívar recibe la iniciación y la ilustración masónica en la Logia
Racionalista Iluminista de Cádiz denominada “De los Caballeros Racionales N°1”,
en la cual prestó un juramento propio de las logias Iluministas de :”No
reconocer por Gobierno legítimo de la patria sino aquel que resultase elegido
por libre y espontánea voluntad del pueblo y repudio eterno a la monarquías a
los tiranos y las tiranías” juramento éste que con posterioridad habría de
ratificar pero de manera mucho más amplia en el Monte Sacro en Roma.
En el
mes de julio de 1809 en el tercer viaje de Simón Bolívar a Europa se produce un
encuentro entre el precursor de la independencia de Venezuela el QH:. Sebastián
Francisco de Miranda Rodríguez y el Libertador, Afiliándose Simón Bolívar a las
Logias Revolucionarias promovidas por Miranda con el nombre de “La Gran Reunión
Americana”. Logias estas establecidas entre 1800 y 1832 en París, Madrid,
Cádiz, Buenos Airesy Chile como Logias “Lautarinas, denominadas así en honor al
Cacique Araucano de nombre “Lautaro” muerto en combate contra los Españoles en
el año1557, siendo por tanto el ideal de la libertad de américa el que debía
ser promovido por estas logias masónicas, racionalistas, ilusionistas y
revolucionarias.
En el
mes de marzo de 1810, Simón bolívar regresa a Venezuela; Francisco de Miranda
lo hace 10 días después, y el día 19 de abril de 1810 la Sociedad Patriótica
logra establecer en Venezuela una junta de Gobierno Provisional, declarándose
la Independencia de Venezuela del Dominio Español el día 5 de julio de 1811 y
el 2 de diciembre del mismo año, la primera Asamblea Nacional Constituyente
convocada para los efectos sanciona y promulga con rango, fuerza y valor de Ley
la primera Constitución de la República de Venezuela. Las subsecuente guerra
contra la monarquía Española producto de esta decisión independista no se hace
esperar y el conflicto bélico, inicialmente llevado por Miranda, es continuado
de manera ininterrumpida por Simón Bolívar, el cual a lo largo de 16 años de
cruenta lucha de inmensos sacrificios y de privaciones de toda naturaleza, años
en los cuales cabalgo más de 15 millones de Kmts2 que correspondía a
las naciones cuya emancipación de yugo Español, aseguró al librar con ese fin
setenta y nueve batallas las cuales van desde Junín hasta Pichincha; desde
Bombona hasta Pantano de Vargas, pasando por Gameza y por Carabobo y Boyacá.
Encuentros
victoriosos que le permitieron conformar en una unión de Repúblicas liberadas
lo que se dio a conocer como la “La Gran Colombia”, que tiempo después
terminaría por sepultar en Ayacucho la hegemonía del Imperio Español en tierras
de América, añadiéndose Perú y Bolivia a Venezuela, Colombia y Ecuador. El día
6 de mayo de 1830, en la ciudad de Valencia a donde fue trasladada la capital
de Venezuela, en un congresillo donde se debatía sobre una nueva constitución y
la separación de Venezuela de la Gran Colombia, se decretó por decisión casi
unánime de los diputados presentes la expulsión, la expatriación de Venezuela
del General Simón Bolívar y de amenazar con la guerra si el Libertador
permanecía en territorio Colombiano.
Finalmente,
proscrito y desterrado por sus propios compatriotas en un Bergantín de nombre
“Manuel” desembarca cuando casi no puede caminar. A las 7 de la noche del 1ero
de diciembre del año 1830, siendo acogido en la gleba, hospitalaria y tranquila
estancia de Don Joaquín de Mier y Benítez, quien le ofrece al Ilustre huésped
su casa de una sola planta en San Pedro Alejandrino, cerca de Santa Marta la
muy noble, la muy leal arrullada por la cadencia monótona del Río Manzanares;
entre el murmullo suave de corpulentos tamarindos y la cadencia de esbeltas
palmeras tropicales, acariciadas por las brisas del mar caribe.
Allí
se encuentra postrado un hombre en el exilio. Sumido en la pobreza material.
Abandonado por sus compatriotas. Consumido totalmente por la enfermedad. Mas
sin embargo tiene coronada de laureles la frente y de espinas el corazón.
Porque allí e Santa Marta, quien verdaderamente se encuentra es aquel
implacable León de Trujillo. Aquel azote de Monteverde, de Canterac, de Boves,
de y Morillo. Siendo también la constante pesadilla de Fernando VII. Él es
también el traicionado de aquella trágica noche septembrina. El mismo héroe que
rechazo un trono, que abolió la esclavitud. Es el eterno paladín de la
libertad. Un prodigioso creador de coronas de laureles para fretes ajenas.
Sistematizador colosal de un nuevo humanismo que se llama Democracia, haciendo
de esclavos hombres libres.
Su
accionar resulta ser totalmente congruente y consecuente con los ideales y
principios de la masonería orientados al bien común, a la justicia social, a la
lucha contra la exclusión, la libertad e igualdad de los hombres ante la ley y
se hacen por consecuencia eternos en un mundo cada vez más complejo y cada vez
más disperso a pesar de los cual se elevan y se levantan dando alas a un nuevo
credo que va de pueblo en pueblo, de nación en nación. Puesto que constituye
una plenitud que despierta conciencias, que arrebata ignorancias. Puesto que el
creó la libertad para todos los hombre, para mejorar la existencia humana.
Dentro de la lógica razonable de una posible revolución redentora de los
conglomerados humanos más pobres y desprotegidos de la sociedad.
De tal
manera que cuando hablemos de nuestro Libertador y Padre de la Patria, tengamos
presente que para nosotros él representa aquel frondoso árbol doctrinario que
tiene luceros de amor en sus alucinantes ramas, por su alta moral cívica, por
su amor a las ciencias, por su profundo estímulo a la pedagogía, por su sublime
concepción de la Democracia, por su eterno pensamiento civilizador, y que
decir. Por su entrega de total amor a la patria
por la unidad de América. Siendo de esta manera como transcurrido algún
tiempo en San Pedro Alenjandrino, el día
vienes 17 de diciembre 1830 a la una y tres minutos del mediodía, a los
cuarenta y siete años de edad el eterno defensor de la libertad y la justicia
exhala su último aliento de vida, dejando tras de sí cinco patrias que al igual
que él también quedaron huérfanas al
atenuarse la llama que en lo adelante habrá de brillar en las bibliotecas de
todo el mundo, así como también habrá de brillar el mármol, en el bronce, en el
lienzo y en la conciencia de todo buen patriota venezolano y es que la antorcha
de la libertad que él encendió en sus largos silencio de guerrero, volverán.
Pues su obra desafía las edades y a pesar de tanto tiempo transcurrido Bolívar
como el ave fénix supremo y único resurge con su espíritu inmortal en cada
ocasión en que su memoria resulta reivindicada, tal como ocurre en el día de
hoy, aquí en este “Salón de la Patria”, destinado a resaltar los valores e
ideales de nuestros padres libertadores, lugar desde el cual expreso mi
agradecimiento por la presencia y paciencia de esta distinguida audiencia para
con este humilde servidor y ya como casi se ha hecho costumbre para despedirme,
levanto mi mano y digo al compás de aquel viejo estribillo “Viva Venezuela mi patria querida, quien la liberto fue mi hermano
Simón Bolívar”
Gracias
por la atención prestada
Su
Q:.H:. José Casanova